¿Qué es la calidad del aire interior?
Un elemento esencial para conseguir la comodidad y el bienestar en los espacios que habitamos es mantener el aire interior limpio y renovado.
Antes de profundizar en el tema, es importante que tengamos claro a qué nos referimos cuando hablamos de “aire interior”.
Este término comprende a aquellos espacios de interior no industriales, como viviendas, oficinas y edificios de uso público. Hay que destacar que son estos lugares donde se pasa la mayor parte del día (en torno al 90% del tiempo), por lo que la calidad del aire que respiramos en ellos tiene una incidencia directa en la salud de las personas.
A lo largo de este texto, abordaremos diferentes puntos:
- Los conceptos necesarios para entender si el aire que respiramos es óptimo.
- Señales para identificar posibles signos de una mala calidad del mismo.
- Las repercusiones sobre la salud de convivir en espacios que no cumplen los estándares de calidad del aire interior.
- Las normativas que regulan la correcta calidad del aire interior en estos ambientes.
Cuáles son los estándares de calidad del aire?
Los requisitos necesarios para mantener una buena calidad del aire interior están recogidos tanto en el Código Técnico de la Edificación en su DB HS sobre Salubridad y Calidad del aire interior como en el Reglamento de las Instalaciones Térmicas de los Edificios (RITE).
Estos parámetros podrían quedar listados de la siguiente manera:
- Mantener los niveles de CO2 por debajo de 900 PPM.
- Mantener un caudal mínimo de 1,5 l/s por espacio habitable incluso cuando no haya presencia.
- Asegurar una adecuada filtración del aire exterior para eliminar el polvo y otras partículas en suspensión (PM10 y PM 2,5).
- Realizar una correcta renovación del aire, manteniendo un nivel de humedad relativa entre el 40% y el 60%.
Consecuencias del aire contaminado en la salud de las personas
Preservar la salud de las personas es lo más importante cuando se trata de diseñar un espacio o vigilar la calidad y mantenimiento de la ventilación de una vivienda o lugar de trabajo.
Para tomar conciencia de ello, la OMS alerta que al año 3,8 millones de personas mueren prematuramente por enfermedades atribuibles a la contaminación del aire interior causada por el uso de combustibles sólidos ineficientes.
Como consecuencia de una mala calidad del aire interior, el Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (INSST) nos avisa que podemos acusar los siguientes síntomas:
- En la zona ocular: sequedad, picor o escozor, lagrimeo y enrojecimiento.
- En las vías respiratorias altas (nariz y garganta): sequedad, picor o escozor, congestión nasal, goteo nasal, estornudos, epistaxis hemorragia nasal, dolor de garganta.
- En los pulmones: opresión torácica, sensación de ahogo, sibilancias, tos seca, bronquitis.
- En la piel: enrojecimiento, sequedad, picor generalizado y localizado.
- En términos generales: cefaleas, debilidad, somnolencia, dificultad para concentrarse, irritabilidad, ansiedad, náuseas, mareos.
En cuanto a las afecciones más comunes relacionadas con una mala calidad del aire, encontramos las enfermedades de carácter respiratorio:
- Asma. Es una enfermedad inflamatoria crónica de las vías respiratorias y provoca episodios de estrechamiento de las vías respiratorias y obstrucción del flujo aéreo.
- Alergias o rinitis. Especialmente relacionadas con la acumulación de ácaros, alérgenos en general y humedades.
- EPOC. Son las siglas de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica. Esta enfermedad provoca la obstrucción de los bronquios que generan enfisemas en el pulmón debido a la aspiración de humo de tabaco u otras sustancias tóxicas para el ser humano.
- Cáncer de pulmón.
Los principales contaminantes del aire interior
Los contaminantes del aire interior son variados, y podríamos destacar: los contaminantes químicos, los compuestos orgánicos volátiles (COV), dióxido y monóxido de carbono; así como una alta carga de partículas biológicas (hongos, bacterias, esporas, etc.).
¿Qué son los agentes patógenos?
Los agentes patógenos son microorganismos presentes en contaminantes biológicos del aire y que pueden producir daños en las personas.
Los tipos de agentes patógenos más comunes son las bacterias, los hongos, los protozoos y los virus. A continuación, vamos a analizar su relevancia en la calidad del aire interior de los edificios:
- Los agentes infecciosos. En este sentido, hablamos de enfermedades que son fácilmente transmisibles por el aire, como la gripe o el sarampión.
- Los antígenos. Son sustancias que al penetrar en el ser humano provocan una respuesta inmunitaria específica, habitualmente alergias.
- Las toxinas. Son sustancias segregadas por algunos microorganismos y que pueden tener consecuencias nocivas sobre las personas.
En todos los casos, los sistemas de ventilación tienen un papel protagonista a la hora de reducir estas afecciones, ya que permiten controlar los niveles de humedad para evitar la aparición de mohos, evitar las concentraciones excesivas de los contaminantes; o el filtrado de partículas procedentes del exterior.
Contaminantes sólidos del aire interior
Los contaminantes sólidos del aire interior son partículas suspendidas que, al ser respiradas, pueden acceder a los pulmones y causar serios problemas en la salud. Estas partículas pueden proceder de varias fuentes:
- Combustión de motores diésel.
- Desechos orgánicos.
- Polvos procedentes de la tierra.
- Hollín.
Cuanto menor es su tamaño, peores son las consecuencias, ya que no pueden ser retenidas por las vías previas a los pulmones (además de ser las más tóxicas). Por el contrario, las partículas de mayor tamaño pueden ser retenidas por las mucosas de la nariz, la tráquea o los bronquios. Su eliminación se consigue por medio de filtros.
Contaminantes gaseosos del aire interior
Los contaminantes gaseosos del aire interior a destacar son:
- Dióxido de carbono producido por la respiración de personas y animales.
- Compuestos volátiles orgánicos (VOC) procedentes de las emanaciones corporales u otras fuentes como productos de limpieza, perfumes o aerosoles.
- Formaldehídos que emanan del mobiliario o moquetas.
Su eliminación se puede realizar tanto por absorción del contaminante (como en el caso de los VOC) como por extracción de aire y sustitución por nuevo aire procedente del exterior.
Normativa sobre calidad del aire interior
CTE DB HS3, la sección sobre la calidad del aire interior
La sección HS 3 del CTE es donde se hace referencia a la calidad del aire interior. La aplicación de esta normativa afecta a edificios de viviendas, almacenes de residuos, trasteros y aparcamientos.
Su cumplimiento es esencial para obtener espacios interiores saludables.
La finalidad de esta sección es garantizar que el aire interior cumpla unas condiciones adecuadas, evitando así problemas derivados de una falta de ventilación.
Entre otros detalles referentes a las instalaciones, el CTE DB HS 3 especifica los criterios que debe cumplir el aire interior y cuál debe ser caudal de ventilación para conseguirlos.
En este sentido, el control del caudal debe evitar los problemas generados por corrientes debido a la sobrepresión o a la depresión excesiva de la vivienda. Los caudales mínimos exigidos por la normativa son los siguientes:
RITE y sus exigencias para preservar la calidad del aire interior
El Reglamento de Instalaciones Térmicas en los Edificios (RITE), también conocido como Real Decreto 1027/2007, es la normativa que tiene como objetivo establecer las exigencias de eficiencia energética y seguridad que deben cumplir las instalaciones térmicas en los edificios.
El RITE recoge una serie de Instrucciones Técnicas (IT) o exigencias que se deben cumplir a nivel técnico. La IT 1.1 es la que rige el mantenimiento de la calidad del aire interior, el confort térmico y las limitaciones acústicas de las instalaciones térmicas.
Según el RITE, es necesario la presencia de un sistema de ventilación en los locales donde se lleve a cabo actividad humana. Este sistema de ventilación debe aportar el caudal suficiente para evitar las concentraciones de contaminantes.
El papel de la ventilación en la calidad del aire interior
Soluciones de ventilación de para los edificios
La principal medida para obtener un calidad de aire interior adecuada es mantener una buena ventilación de los edificios lo que permite minimizar la concentración de los contaminantes presentes en su interior.
Para resolver cierto tipo de problemáticas de contaminación exterior, además se pueden emplear soluciones como utilizar módulos de filtrado que se integren dentro del sistema de ventilación. Estos módulos de filtración pueden disponer de una o de múltiples etapas:
- Prefiltración de partículas más gruesas.
- Una primera etapa de tipo químico (habitualmente de carbón activo) para la eliminación de gases y VOCs.
- Una segunda etapa de filtración de partículas PMs mediante microfiltros de elevada eficiencia.
Así, con la extracción del aire viciado interior y la introducción de aire filtrado del exterior, se asegura que las personas se encuentren en un espacio óptimo.
Los purificadores de aire
Los purificadores de aire son dispositivos que se encargan de controlar la calidad del aire interior, filtrando las partículas dañinas para la salud como podrían ser bacterias, ácaros o mohos y humedades.
Hay diferentes tipos de purificadores:
- Filtros básicos. Fabricados espuma, algodón, fibra de vidrio, etc. Habitualmente lavables o intercambiables.
- Filtro HEPA (High Efficiency Particulate Air). Gracias a su malla de fibras de alta eficiencia, este tipo de filtros es perfecto para evitar el paso de contaminantes y partículas de aire pequeñas.
- Purificador de rayos ultravioleta (UV). Está basado en la tecnología de la radiación ultravioleta y está diseñado para destruir bacterias, gérmenes y virus en el aire.
- Ionizador de aire. Crea iones negativos, mediante un proceso en el que carga eléctricamente moléculas de los gases del aire, y por tanto atrae estas partículas molestas y dañinas para la salud.
Los purificadores de aire cuentan con la gran ventaja de no necesitar de grandes obras para su instalación, por lo que son muy versátiles a la hora de responder con agilidad ante nuevas necesidades.
Su uso es apto tanto para espacios residenciales, comerciales y algunos industriales. Entre los más frecuentes se encuentran: oficinas, establecimientos comerciales, hoteles, hospitales, laboratorios o locales destinados a trabajos de pintura, soldadura, etc.
Se debe prestar especial atención a aquellos sistemas que pudieran generar efectos nocivos al usuario en ciertas condiciones.
La calidad del aire interior en los hogares
Es importante tener presente que, por norma general, el aire interior se encuentra más contaminado que el aire exterior. La falta de una ventilación adecuada, la actividad de los habitantes del espacio y los compuestos orgánicos volátiles que desprenden los materiales de construcción o productos químicos son los causantes de esta afirmación.
Los sistemas de Ventilación Mecánica Controlada en las viviendas
Para evitar problemas de aire viciado es recomendable disponer de un buen sistema de ventilación mecánica que permita reducir el nivel de contaminantes del aire interior.
Los sistemas de Ventilación Mecánica Controlada ofrecen un amplio abanico de soluciones tecnológicas y constructivas para su implantación en todo tipo de viviendas.
La ventilación mecánica puede realizarse de dos formas: por extracción mecánica y admisión natural (sistema de simple flujo) o por extracción y admisión mecánica (sistemas de doble flujo):
- Sistemas de ventilación mecánica de simple flujo. La entrada de aire se produce a través de rejillas situadas en las fachadas, mientras que la extracción se realiza a través de un ventilador. Estos sistemas cuentan con una red de conductos que permiten conducir el aire viciado desde el interior de la vivienda hacia el exterior.
- Sistemas de ventilación mecánica de doble flujo. Permiten obtener una máxima eficiencia, asegurando la filtración de aire y el aislamiento de la vivienda.
Los sistemas de doble flujo realizan tanto la extracción como la impulsión del aire de manera mecánica, utilizando una red de conductos para distribuir el aire por la vivienda.
Las principales ventajas de los sistemas de ventilación mecánica de doble flujo son:
- Una mayor eficiencia energética al realizar un uso inteligente de la energía que nos permite reducir el uso de aparatos de climatización.
- Mejora del confort térmico al atemperar el aire de impulsión en el recuperador de calor.
- Proporcionan una elevada calidad del aire interior gracias a la incorporación de filtros.
- Mejora el confort acústico, ya que al no haber entradas de aire en la fachada,, el aislamiento acústico es mayor.
- Estos sistemas (al igual que el resto de sistemas de ventilación) contribuyen a evitar problemas de humedad, condensación y moho.
Estrategias para respirar aire limpio en los hogares
El sistema de ventilación de un hogar cumple un papel fundamental en la renovación del aire que, además, se puede complementar con acciones sencillas como:
- Evitar acciones que aumenten el porcentaje de humedad, como el secado de la ropa en el interior de la vivienda.
- Usar aspiradores para eliminar la acumulación del polvo y los purificadores de aire para eliminar ácaros y mohos.
- Limitar el uso de productos químicos de limpieza.
- Evitar el uso de velas o fumar en el interior de la vivienda.
- Quitar alfombras siempre que sea posible. De no ser así, es recomendable limpiarlas de manera frecuente.
- Las plantas naturales, que tienen una actividad de filtrado de contaminantes.
- Asegurar el buen estado y realizar un mantenimiento frecuente de los sistemas de extracción o campanas.
- En aquellas viviendas sin un sistema de ventilación ad.hoc, realizar una ventilación natural, creando una corriente interior para que la renovación del aire sea más efectiva.
El síndrome del Edificio Enfermo
La OMS (Organización Mundial de la Salud) definió en 1982 lo que se conoce como Síndrome del Edificio Enfermo (SSE) y supone el conjunto de molestias y enfermedades que un edificio causa en sus ocupantes y cuyo origen está en el mal estado del edificio.
Los síntomas para descubrirlo, según el Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo, son los siguientes:
- Irritaciones de ojos, nariz y garganta.
- Sensación de sequedad en membranas mucosas y piel.
- Ronquera.
- Respiración dificultosa.
- Eritemas (Erupciones cutáneas).
- Hipersensibilidades inespecíficas.
- Náuseas, mareos y vértigos.
- Dolor de cabeza.
- Fatiga mental.
- Elevada incidencia de infecciones respiratorias y resfriados.
Tipos de Edificio Enfermo
La OMS establece dos tipos diferenciados de edificios enfermos:
- Edificio temporalmente enfermo. Es común hablar de esta situación en edificios de nueva construcción o recién reformados. Los recubrimientos en paredes y suelos o los materiales de construcción pueden provocar emisiones nocivas. Es común que estos riesgos desaparezcan al cabo de medio año.
- Edificio permanentemente enfermo. Es el caso más preocupantes y, en ellos, los síntomas suelen durar años. Las causas son un deficiente mantenimiento y deterioro de las instalaciones.
Medidas para prevenir un Edificio Enfermo
Los ámbitos que hay que tener en mente a la hora de actuar sobre un edificio enfermo son variados. Las principales medidas preventivas que hay que tomar para asegurar las condiciones óptimas de habitabilidad y salubridad son:
- Localizar el foco o focos de contaminación y trazar las medidas necesarias para paliarlos.
- Utilizar sistemas de climatización y ventilación eficientes y adecuados en cuanto a su diseño e instalación, así como realizar labores de limpieza regulares.
- Aportar un mínimo de aire para obtener una calidad del aire interior aceptable. Según el estándar ASHRAE 62-1989, para una oficina se recomienda un aporte mínimo por persona de 10 L/seg (cerca de 35 m3 /h). Como hemos visto anteriormente, el CTE HS3 plantea un caudal de 120 m3/h para vivienda estándar.
- Mantener una temperatura de entre 21ºC y 24ºC y una humedad relativa entre el 30 y el 50%.
- Utilizar una iluminación adecuada a las necesidades del edificio.
- Mantener el nivel de ruido ambiental por debajo del límite recomendado de 50 dB para edificios comerciales o terciarios (según la NTP503 del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales).
- Limpiar regularmente las superficies que puedan acumular sustancias contaminantes.
- Controlar el uso de productos químicos contaminantes para la limpieza.
Con estas medidas se conseguirá mantener unas condiciones aceptables de salubridad y confort térmico.
La calidad del aire interior y su relación con el rendimiento laboral
Según la OMS, en un 30% de los espacios de trabajo interiores existen problemas que tienen relación con la calidad del aire.
Por ello, mantener una correcta calidad del aire interior es uno de los principales retos que debe afrontar cualquier empresa en materia de prevención y seguridad laboral. Está demostrado que una mala calidad del aire no solo incide sobre la salud, el confort y el bienestar, sino también sobre la productividad.
De acuerdo a un estudio publicado por la Escuela de Salud Pública de Harvard demostró que un ambiente de trabajo mal ventilado repercutía de manera negativa en las funciones cognitivas de las personas que se encontraran en él.
La explicación es sencilla: si la calidad del aire interior es óptima, en el ambiente se reducirá la presencia de elementos contaminantes y aumentará la cantidad de oxígeno. Y, cuanto más oxígeno llegue al cerebro, mejor será su rendimiento cognitivo.
Atendiendo al estudio titulado “El impacto de trabajar en un edificio verde certificado sobre las funciones cognitivas y la salud” realizado con 109 trabajadores en edificios de alta eficiencia, se extrajeron las siguientes conclusiones:
- Sus resultados en test de rendimiento cognitivo fueron un 26,4% más altos.
- Su calidad del sueño fue un 6,4% mayor frente a ratios estándar.
- Los posibles síntomas causados por convivir en un edificio enfermo se redujeron en un 30%.
Así, se puede demostrar que las condiciones de ventilación presentes en edificios, unidos al confort térmico y una mejor calidad del sueño son factores relevantes a la hora de valorar el rendimiento cognitivo de un trabajador en su puesto de trabajo.
El papel fundamental de la ventilación mecánica en la renovación del aire interior
La ventilación mecánica se ha consolidado como una de las herramientas más eficaces para garantizar la calidad del aire interior. Esta técnica, que va más allá de la simple apertura de ventanas, es esencial para asegurar la renovación constante del aire en espacios cerrados y minimizar la concentración de contaminantes.
La importancia de esta técnica radica en su capacidad para regular el flujo de aire, garantizando que este se renueve de forma constante y adecuada. Además, los sistemas de ventilación mecánica están diseñados para filtrar el aire, eliminando partículas dañinas y posibles contaminantes.
En el contexto de edificios y viviendas, la ventilación mecánica contribuye significativamente a reducir los niveles de dióxido de carbono, a controlar la humedad y a minimizar la concentración de contaminantes orgánicos volátiles (COV). Asimismo, en entornos laborales, esta técnica favorece la creación de un ambiente saludable, mejorando la concentración y el rendimiento de los trabajadores.
Es importante destacar que no todos los sistemas de ventilación mecánica son iguales. Existen diferentes tecnologías y soluciones adaptadas a las necesidades específicas de cada espacio. Por ejemplo, los sistemas de recuperación de calor permiten aprovechar la energía del aire extraído para precalentar o preenfriar el aire entrante, lo que se traduce en un gran ahorro energético.
Conclusiones
La calidad del aire interior es un aspecto fundamental para garantizar la salud y el bienestar de las personas. La creciente conciencia sobre la importancia de respirar un aire limpio y libre de contaminantes ha llevado a la implementación de diversas medidas y tecnologías, siendo la ventilación mecánica una de las más destacadas. Asimismo, es esencial tomar en cuenta las recomendaciones y normativas existentes para asegurar espacios interiores saludables. Finalmente, es responsabilidad de todos ser conscientes de la importancia de la calidad del aire y adoptar las medidas necesarias para garantizarla, ya sea en el hogar, en el lugar de trabajo o en cualquier otro espacio cerrado. La salud y el bienestar de todos dependen de ello.